jueves, 21 de mayo de 2015

UN ARMARIO DIGNO DE UNA PRINCESA

Bueno, aquí estoy otra vez, después de un mes, con una nueva entrada.
No soy persona de las que me gusta demasiado mezclar el trabajo con los sentimientos, pero en esta ocasión y debido a esta ausencia y a los diferentes comentarios que me han llegado a la bandeja de entrada de la “Almoneda de Ana”, creo que debo, cuanto menos explicar el porqué de este parón en el Blog.
Como os comenté anteriormente, tuve la desgracia de perder a mi madre el 27 de Marzo pasado, no nos vamos a engañar, eso, es algo que cuanto menos te deja paralizado.
Unos días después, sufrí otra pérdida que aunque para muchos no es comparable, para mí, ha supuesto una vez más un duro palo, esto ha significado volver a revivir de nuevo la pérdida tanto de mi madre, como de parte de mi vida y de los míos.
Estoy tocada,  bastante tocada!!!,  pero la vida continua, no sé si por gracia o por desgracia, pero continua.
Trabajo todo lo que puedo y más, porque eso ayuda a no pensar en exceso, pero el rendimiento es algo más lento y de verdad que lo siento.
Aclarado lo anterior, también me gustaría decir en mi defensa, que los últimos encargos, han sido bastante complicados en cuanto a complejidad en su recuperación.
Ahora, me voy a centrar en el armario que os presento hoy…
Esta preciosa pieza, desde el principio me dio más que un quebradero de cabeza, no porque no sintiera su belleza a primera vista, sino por su estado en general, cuando empecé su recuperación.
Se trata de un armario, que no sabría datar a primera vista, pero tanto por su apariencia, como por su forma de montaje, me hacen pensar que pueda tener unos 75 o 80 años.
El tiempo te enseña a valorar el estado general de la pieza, pero tengo que decir que en esta ocasión, me engañó por completo.
Según iba desmontando, se quedaban entre mis manos diferentes piezas deshechas por causa de la carcoma. La estructura de pino, más que madera, parecía cartón. Al ofrecer algún tipo de resistencia contra ella, se contraía como la goma y quebraba al menor contacto con las herramientas.
Hubo que desmontarlo con sumo cuidado y tratar cada una de las piezas con el mayor esmero posible, para conservar al máximo todos los elementos originales. (Varios de ellos, opté por sustituirlos y no arriesgar, ya que tarde o temprano quebrarían y no es cuestión de entregar algo tan débil).
Durante su traslado al taller, esta preciosidad, nos hizo un regalo entrañable…
Descubrimos en su techo, la firma y fecha, que dos niños plasmaron hace ya muchos años (Su propietaria desconocía este dato). Dicha rúbrica había sido realizada con tiza o algo similar (Por supuesto, que después de hablarlo con su dueña, se decidió conservarla y proteger esa zona con la escritura, con unas manos de barniz). ¿No os parece precioso ese recuerdo? Este abuelo, nos ha hablado, una vez más estos muebles, nos cuentan sus historias y las historias de las personas que los han vivido.
Amigos…
Esto, es lo más maravilloso de esta labor. Devolver vida, devolver recuerdos, sumar, siempre sumar, siempre escuchar lo que nos cuentan…
Las imágenes del armario en su estado original, cuando llegó al taller, son estas…















Bueno, en cuanto al proceso, fue bastante complejo, ya que aparte de lo que de sobra sabéis, como limpieza, lija, tratamiento curativo y preventivo de xilófagos, hubo que inyectar agujero por agujero diferentes resinas para tratar de endurecer y reforzar las piezas, era necesario, conservar la mayor parte de ellas, siempre que estas permitieran una restauración, sin correr riesgos innecesarios.
Recomponer piezas con masilla, suplementar partes dañadas o perdidas, configuración de interior con la colocación de balda interior o disposición elevada del cajón, imprimación, pintura a dos tonos, realizar un estuco para decorar los entrepaños, empapelar interiores, pasamanería para rematar, sustituir tiradores rústicos por unos bellos tiradores en cristal swarovski , bocallaves, etc, etc.
















Después, de este largo camino vivido juntos, me cuesta desprenderme de este pequeño tesoro. Me he acostumbrado a verlo cada mañana en mi taller, dándome los buenos días con su amplia sonrisa, pero ahora, le espera una nueva vida en una gran casa. Estoy segura que les va a devolver con creces, todo el esfuerzo, que se ha empleado en él.Hubiera colgado las 296 fotos que le he sacado, pero sólo voy a poner una pequeña selección por no aburriros.
















Hasta siempre amigo…

La Almoneda de Ana, Actualizado en: 21:34
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