La puerta era nueva, pero su color no nos encajaba en la decoración, así que se decidió lacarla en blanco.
El trabajo fue bastante pesado, ya que hubo que desmontar pieza a pieza, sacar junquillos, cristales, herrajes, etc, para poder lijar y pintar.
Tras la imprimación, se dieron varias manos de laca, lijando entre mano y mano. Despues, vuelta a montar todo y preparar las distintas piezas para suplementar el premarco ya colocado en la cocina. Hubo que adaptarla al hueco que teníamos.
No dispongo de buenas imágenes a causa de la poca luz, el espacio reducido y la poca calidad del móvil (se me olvidó mi máquina de fotos habitual).
Os dejo con las imágenes de la puerta ya colocada...