Me enamoré de él en cuanto lo vi. Tenía las medidas que yo
buscaba para cubrir mis necesidades y encima estaba en perfecto estado de
conservación. Todo esto unido a las posibilidades que ofrecía interiormente, y
las dos pedazo lunas con su pátina natural, no podía encontrar nada más
adecuado!!!
No dispongo de imágenes del proceso de recuperación. En esa
época no me daba por sacar fotos a todo lo que caía en mis manos, pero os podéis
imaginar…
Desmontar una a una las piezas móviles, limpieza en
profundidad, lija a fondo para tratar posibles Xilófagos en un futuro,
emplastecer desperfectos, pintura, montar lunas (que no veáis lo que pesaban,
casi todo el peso del conjunto del mueble son las dos lunas), en fin, ya sabéis,
un poco lo de siempre.
En esta ocasión para su acabado me decanté por un blanco
nieve, y el copete lo desgasté muy ligeramente. Mi intención en primera
instancia era entelarlo con algún tejido en florecillas pequeñas, pero aunque
os parezca mentira aun no he encontrado nada que realmente me convenza, así que
simplemente está pintado en el mismo blanco. Sustituí las dos barras de colgar
por diferentes baldas que pudieran aguantar el peso de sábanas, mantas, etc. Y
este es el resultado…
Un amor de ropero. No veáis lo agradecido que es, me ha
devuelto con creces todo el cariño que yo invertí en su recuperación.
¿Qué opináis, no merece la pena verlo lucir nuevamente como
en su primer día?